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Mostrando las entradas de abril, 2020

LA SERPIENTE ALICANTE

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Es un relato que me contó mi abuela cuando era niño y la verdad me dió mucho miedo, ¿porqué? porque mi abuela para mí es símbolo de verdad y de sabiduría, le creo profundamente. Me contó que cuando era niña vivió en Acámbaro, Guanajuato, donde había muchas haciendas enormes en las cuales en ocasiones se resguardaban guerrilleros de la independencia de México, pero ella vivía en una pequeña casita en el rancho de mi bisabuelo a un lado de sus siembras para cuidarlas por las noches porque siempre pasaban cosas extrañas. Cerca de donde vivía pasaba el río y a un costado del río vivía una amiga de su mamá una joven de escasos 17 o 18 años recién casada. La chica estaba embarazada , era muy amable y muy activa , trabajaba haciendo tortillas para vender , mi bisabuela la visitaba y llevaba a mi abuela con ella , se quedaban las horas ayudándole y conversando. Pasado el tiempo nació el bebé de la muchacha , un varón muy fuerte por tanta tortilla y maíz que consumía la muchacha y por l

La Caja de Zapatos (Continuacion 6)

-Después de esa plática salí de la habitación, recogí algunas cosas que tenía ahí porque en algunas ocasiones Mara me pedía que me quedara a dormir, y salí de esa casa para nunca más volver.- dijo Gloria. Sara y Max estaban atentos escuchando aquel relato, ella pidió un poco más de café y le pidió a la señora Gloria que por favor les dijera más. Fue entonces que ella volteó a ver a Anselmo y le hizo una seña con la cabeza dándole a entender que él debía continuar. Así fue como Anselmo tomó la palabra. -Dos días después de que mi Gloria dejó la casa, una mañana muy temprano salí a comprar pan para el desayuno. Cuando iba aproximándome al centro me encontré con un amigo que me preguntó muy perturbado que si ya sabía lo que había pasado en la casa de doña Mara. No quiso darme detalles pero cuando le dije que no, se persignó y me dijo que esas cosas eran del diablo, que le daba mucho gusto saber que Gloria ya no trabajaba más ahí. Como habrán de suponer yo me dirigí de prisa a la casa, p

La Caja de Zapatos (Continuacion 5)

Don Anselmo pidió un taxi y minutos después estaban en camino a su casa. Durante el trayecto no cruzaron palabra, pero Max iba muy pendiente del camino, siempre atento a cualquier detalle extraño, ya que se encontraba en una ciudad nueva y ante una situación poco común. Y ahí, a lado de una pequeña iglesia el taxi se orilló para dejarlos. El señor Anselmo sacó sus llaves y abrió un portón grande y colonial de color café, cruzaron un pequeño jardín adornado por una fuente de ángeles y se encontraron en la entrada principal de la casa. -¡Santo Dios! Replicó Sara. -Ésta casa es un palacio, ¡es hermosa! ¿me dejaría tomar algunas fotos? -Si niña, toma las que quieras, estás en tu casa.- Respondió el señor Anselmo. Una vez dentro de la casa, los invitó a pasar al comedor. Era una mesa gigantesca la que adornada esa pieza de la casa, con sillas de cedro perfectamente alineadas, era en verdad un comedor de ensueño y por supuesto, Sara le tomó algunas fotografías. Luego de instalarlos el

La Caja de Zapatos (Continuacion 4)

Max guardó silencio en aprobación a la respuesta de Sara, la abrazó y se quedaron así unos instantes. Sabía que ella tenía razón, no había un motivo poderoso y contundente que dejara clara la posibilidad de una extorsión o algún tipo de trampa en su contra y más aún después de hablar con el padre, haber visto a Romel y que desapareciera, todo apuntaba a que estaba metido en un asunto fuera de toda lógica, algo sobrenatural, sin embargo muy a pesar de eso, no sentía temor, sino una inmensa y extraña curiosidad. Minutos después, pidieron la cuenta y salieron del café. Tomados de la mano se dispusieron a caminar hacia el jardín. No hablaron nada durante la caminata, cada uno iba metido en sus pensamientos y tratando de comprender de algún modo todo lo que estaba pasando. Llegando al jardín tomaron la primera banca y se sentaron para planear cómo encontrar al señor Anselmo. Sara decidió que caminaran alrededor del jardín y preguntar de puesto en puesto, esa era la forma más rápida de l

La Caja de Zapatos (Continuacion 3)

Durante los primeros minutos en el café, después de ordenar y curiosear algunos detalles de la decoración del lugar, se sentaron en un cómodo sofá. Sara se recargó en el pecho de Max mientras éste le echaba el brazo por encima para abrazarla. Ella suspiró y le dijo que lo amaba al tiempo que lo abrazaba con fuerza. Él estaba pensativo, le respondió con un beso en la frente. En ese momento llegó su orden y se dispusieron a beber cafés. -Hay algo que no me cuadra.- Replicó Max. -Si supuestamente Romel no existe, ¿Cómo es que comió con nosotros? Además eso significaría que las personas de la fonda también pudieron verlo. ¿Tú qué piensas amor?- Sara lo miró y bajó su taza de café, la puso sobre la mesa y se acomodó en el sillón para quedar de frente a él. -¿Lo viste Ordenar? Porque yo no le presté mucha atención y si hago memoria no recuerdo que ninguna de las muchachas que atendían se hubieran acercado. Solo de pronto se paró junto a nuestra mesa y nos pidió acompañarnos amor. Tambié

La Caja de Zapatos (Continuacion 2)

-Tengo miedo Max, mejor vámonos, ésto no me gusta nada. - Dijo Sara aterrorizada por lo que acababa de escuchar. Max estaba congelado, básicamente y contra todo su escepticismo, esa joven le acaba de decir que había hablado, comido y que vería más tarde a una persona que ya no existía. Aunque sabía que Sara tenía razón, una extraña curiosidad invadió su ser. Él no era la clase de persona a la que podías tomarle el pelo, pero sin duda la situación rebasaba toda lógica. Abrazó a Sara, se sentaron juntos en la banca y agregó: -Estoy tan asustado como tú, pero una parte de mí se muere de curiosidad. No dejo de pensar en que tal vez sea un montaje, así que se me ocurre que entremos a la iglesia, le contemos todo ésto al padre y él no podrá mentirnos. Si es una broma pesada o es real y debemos irnos, ¿quién mejor que un sacerdote para orientarnos y alejarnos de algo maligno?- -Tengo miedo Max, pero está bien te acompaño con el padre, y diga lo que diga yo me voy a casa de mi mamá salie

La Caja de Zapatos (Continuacion)

Después de comer, Max y Sara decidieron caminar hacia el jardín de la ciudad, ella quería tomar unas fotografías de la iglesia y de un pasaje que le pareció lindo. Por unos instantes todo aquello parecía no haber sucedido sin embargo, aunque Sara parecía estar muy distraída con sus capturas, luego de tomar a unas aves en pleno vuelo, dejó de lado su cámara, se sentó a lado de Max en una pequeña banca del jardín y le dijo: -¿No se te hace extraño todo ésto?- Max la miró serio pero asintiendo con la cabeza, su silencio dejaba claro que se encontraba también sorprendido. Entonces Sara agregó: -Si accedí a tu propuesta y le pregunté su nombre fue porque yo leí los papeles del contrato de Arrendamiento y no aparecía el nombre de Romel, ni tampoco el de su abuela, decía otro, no lo recuerdo, pero definitivamente no era Romel. Por si acaso avisa a tu hermano Joaquín a dónde iremos y mantenlo al tanto de la situación. Tal vez si sea un caso raro o tal vez sea alguien que se quiere pas

LA CAJA DE ZAPATOS

Sara y Máx se mudaron a Guanajuato días después de casarse. El trabajo de él como agente de ventas de una farmacéutica lo mantenía viajando todo el tiempo entre los Estados colindantes y habían decidido juntos que ese lugar era el más indicado para no estar a más de 3 horas de distancia. San Miguel de Allende se veía imponente, su arquitectura enamoró más a la pareja que se alojó en un hostal cercano al jardín mientras les entregaban su nueva casa. Luego de 3 noches, el administrador de la agencia de bienes raíces telefoneó a Max para decirle que por una situación ajena a su comprensión, los dueños de la casa habían cambiado de parecer con respecto al alquiler del inmueble y tenía en sus manos el cheque con el depósito y renta para su justo reembolso. Al día siguiente, Max y Sara se dirigieron a la oficina del administrador, un poco molestos pero concientes de que aquella extraña situación no estaba en su completo control y responsabilidad. Max era un joven astuto y educado, de f

🖤😈"EL ÁNGEL QUE BAILABA CON EL DIABLO" 😈🖤

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Había una vez una hermosa y curiosa ángel que bajaba a la tierra de su familia, los humanos para espiarlos, su nombre era Anaciel. Ella amaba su música, bailes y fiestas, ya que en el paraíso aquellas actividades mundanas estaban prohibidas. Moría de ganas de participar de uno de esos festejos, pero al no poder ocultar sus alas observaba a aquel pueblo desde la oscuridad del bosque que estaba junto a él. Así, esperaba a que la música comenzara y bailaba en soledad entre medio de aquellos árboles. Un día fue descubierta por un demonio que también visitaba la tierra en busca de diversión, pero no era cualquier demonio, este era un príncipe, un Diablo llamado Noré. A él le entretenía verla bailar, le parecía graciosa y muy bella. Como todo Diablo era un maestro del engaño y por ende podía tomar la forma que él quisiese, así que se transformaba en diferentes animales para estar cerca sin que Anaciel lo notase, hasta el momento en que decidió hacerse presente ante ella. Le confesó que