La Caja de Zapatos (Continuacion 6)

-Después de esa plática salí de la habitación, recogí algunas cosas que tenía ahí porque en algunas ocasiones Mara me pedía que me quedara a dormir, y salí de esa casa para nunca más volver.- dijo Gloria.
Sara y Max estaban atentos escuchando aquel relato, ella pidió un poco más de café y le pidió a la señora Gloria que por favor les dijera más. Fue entonces que ella volteó a ver a Anselmo y le hizo una seña con la cabeza dándole a entender que él debía continuar. Así fue como Anselmo tomó la palabra.
-Dos días después de que mi Gloria dejó la casa, una mañana muy temprano salí a comprar pan para el desayuno. Cuando iba aproximándome al centro me encontré con un amigo que me preguntó muy perturbado que si ya sabía lo que había pasado en la casa de doña Mara. No quiso darme detalles pero cuando le dije que no, se persignó y me dijo que esas cosas eran del diablo, que le daba mucho gusto saber que Gloria ya no trabajaba más ahí. Como habrán de suponer yo me dirigí de prisa a la casa, pero sólo pude llegar a unos metros de ahí. La policía tenía cerrada la calle, había algunos reporteros y una ambulancia estacionada frente a la casa pero sin indicios de que fuera a salir pronto del lugar. Entre los curiosos quise tratar de investigar lo que había sucedido pero nadie sabía a ciencia cierta la verdad y los policías tenían el rostro desencajado, como si hubieran visto al mismito diablo.-
Dijo don Anselmo notablemente triste por recordar aquellos acontecimientos y continuó.
-Ahí entre la bola estaba una conocida amiga de Gloria que tenía un rosario en la mano y no paraba de rezar. Sus ojos estaban rojos, y tenía el rostro mojado por estar llorando. Me le acerqué y le pregunté si sabía lo que estaba pasando y si la señora Mara y sus hijos estaban bien. Solo me volteó a ver para soltarse a llorar nuevamente y solo me alcanzó a decir que Mara estaba en el hospital, pero que según sabía iba muy grave. Después me ignoró completamente y continuó rezando.- concluyó Anselmo.
Max se levantó de la mesa y se acercó a don Anselmo, le puso encima de su mano la suya y le pidió continuar.
-Entre los policías, estaba un detective o no sé cómo se llaman esos que investigan los homicidios, nos conocía y él no estaba enterado de que Gloria ya no trabajaba en la Casa Roja. Se me acercó y lo puse al día sobre eso. Suspiró en señal de alivio y entonces a sabiendas de que no debía hacerlo, le pregunté qué estaba pasando.- Agregó Anselmo.
-Llevo muchos años trabajando usted lo sabe, pero es la primera vez que me toca un caso así. Hace unas 3 horas un chamaco salió corriendo de la casa horrorizado gritando a los vecinos que todos estaban muertos. Uno de los señores que lo tranquilizaron, decidió entrar a la casa y encontró una escena aterradora. -
Dijo el policía con la mirada perdida en el piso. Luego prosiguió.
-En el piso de la sala, estaba dibujada una estrella de esas que usan en la brujería, en el centro estaba acostada una mujer que fue identificada como Sofía. A su lado estaban 2 hombres, los hijos de Mara, con las manos llenas de sangre y no tenían ojos. Ellos mismos se los habían sacado. La mujer en el suelo parecía normal, como dormida, pero al revisarla, se percataron de que no tenía el corazón, doña Mara estaba en estado de Shock temblando en un rincón viendo hacia la pared y a su lado, un par de zapatos completamente nuevos, brillantes y de color negro. El niño que salió corriendo no tenía nada y encontramos una bolsa de una mujer llamada Rubí pero no sabemos su paradero y hasta éste momento es la principal sospechosa de lo que sea que haya sucedido ahí. -
-Cuando me dijo eso, sentí un escalofrío recorrer todo mi cuerpo. Los que pudieron entrar antes de la llegada de la policía dicen que todas las paredes de la sala tenían sangre, como si alguien se hubiera tomado el tiempo de mancharlas a propósito. Desde entonces la gente la llamó La Casa Roja.- Dijo el Señor Anselmo para después levantarse y agregar:
-Creo que será mejor que ponga a calentar más café-.