‼ADVERTENCIA : NUNCA TOMES NADA DE UN CEMENTERIO ‼đź–¤
Nunca tomes nada de un cementerio
Una tarde de Noviembre fuimos a visitar a mi abuelo que cumplĂa años de fallecido y lleve a mis dos hijos, mi hijo mayor tiene 15 y mi hija menor tiene 10. Yo me puse a arreglar las flores, a quitar el monte que habĂa crecido alrededor de la tumba, me puse a barrer y en todo eso mi hijo mayor se puso a jugar en su celular un poco aburrido de estar allĂ y mi hija se fue a caminar por allĂ, a lo que solo le dije que no se alejara mucho.
AsĂ pasĂł talvez una media hora y yo la veĂa que brincaba de un lado a otro y sabĂa que estaba bien, cuando derrepente escuchĂ© que ella se reĂa y parecĂa que hablaba con alguien, pero me asomĂ© y vi que no habĂa nadie. La llamĂ© y ella inmediatamente se acercĂł, asĂ que me quedĂ© tranquila, pues siempre me gusta tener a mis hijos a la vista. TerminĂ© de adornar, hice una pequeña oraciĂłn y nos fuimos.
Cuando Ăbamos en el carro le preguntĂ© a mi hija si habĂa hablado con alguien y me dijo que solo habĂa visto a un niño, le preguntĂ© si iba con alguien que estaba arreglando alguna tumba y me respondiĂł: "No sĂ©". PensĂ© que se trataba de algĂşn niño que iba igual que mi hija, con alguna persona que iba a visitar a un familiar.
Lo raro empezĂł esa misma noche cuando mi hija comenzĂł a dar gritos y mi esposo y yo salimos corriendo a ver que pasaba; ella nos dijo que habĂa llegado el niño del cementerio, mi esposo se me quedĂł viendo sorprendido y me dijo que le explicara quĂ© era lo que habĂa pasado, asĂ que le expliquĂ© y Ă©l le dijo a mi hija que solo habĂa tenido una pesadilla, que seguramente al conocer al niño su mente lo habĂa puesto en sus sueños, pero ella decĂa que no, que no era una pesadilla y que ese niño ahora estaba con ojos rojos y la querĂa agarrar.
Mi esposo le dijo que fuera a dormir con nosotros y que mañana ya ni se acordarĂa. A la mañana siguiente mi hija se acordaba de todo, pero ya no le dimos mayor importancia. Llegada la noche nos fuimos a dormir como de costumbre y otra vez los gritos nos despertaron; mi hija nos dijo que el niño querĂa llevársela y que la habĂa jalado de la muñeca. Nuestro asombro fue mayor cuando vimos su muñeca y tenĂa marcas rojas como si efectivamente la hubieran apretado y tenĂa como tierra y yo no lo podĂa creer, de nuevo la llevamos al cuarto y asĂ durmiĂł unos dĂas con nosotros. Ya cuando todo se calmaba y la niña no sentĂa miedo la dejamos durmiendo en su cuarto y a las 3:00am volvĂan aquellos gritos de terror. Está vez al entrar al cuarto estaba todo el piso manchado de tierra, con huellas como de niño pero con lodo y no me explicaba como estaban esas huellas allĂ.
Mi hija llorando decĂa que el niño del cementerio habĂa llegado otra vez y se la querĂa llevar.
Al dĂa siguiente la llevĂ© a la iglesia, hablĂ© con el sacerdote y Ă©l me dijo que querĂa hablar con ella, le preguntĂł si el niño que viĂł en el cementerio le dijo algo, si le quitĂł algo o si le diĂł algo. Mi hija le dijo que no, que solo cuando lo viĂł ella lo saludĂł y Ă©l tambiĂ©n, pero que de pronto yo la llamĂ© y ella lo despidiĂł y Ă©l se fue corriendo al igual que ella, pero que sĂ habĂa encontrado un anillo y se lo puso. Cuando vi la mano de mi hija, efectivamente, allĂ tenĂa aquel anillo, no sabĂa como fue que no le vi ese anillo antes, mis ojos se sobresaltaron.
El cura me dijo que fuera de nuevo al cementerio y que mi hija dejara el anillo en aquel mismo lugar, le dijo que tratara de recordar donde fue exactamente en lugar donde encontrĂł el anillo y enterrarlo allĂ mismo.
A mĂ, la verdad, me dio mucho miedo ir sola, asĂ que le pedĂ al cura que nos acompañara. AceptĂł y por la tarde nos dirigimos al cementerio... y allĂ donde mi hija dijo que estaba el anillo se encontraba la tumba de aquel niño, habĂa fallecido a los 9 años, como 20 años atrás.
En la tumba decĂa el nombre del niño y junto con el sacerdote enterramos el anillo pidiendo que por favor dejara en paz a mi hija, hicimos una oraciĂłn y pagamos una misa a su nombre.
No sabĂamos quĂ© pasarĂa esa noche, pusimos a dormir a la niña en su cuarto y nos fuimos a dormir tambiĂ©n. Como a las 3:00am mi hija llegĂł a nuestro cuarto, yo asustada le preguntĂ©: "¿QuĂ© pasĂł?", y nos dijo que el niño llegĂł, pero que esta vez estaba sin los ojos rojos. Que solo le sonriĂł y le hizo con la mano una señal de despedida, asĂ como en el cementerio.
Desde aquella noche mi hija volvió a dormir tranquila, pero ya no le gusta ir al cementerio. Yo cuando puedo llevo unas flores extras y las llevo a aquella tumba en agradecimiento que nos cumplió aquel favor que le pedimos y dejo tranquila a mi pequeña hija.
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