đźš‚El Ferrocarril, el diablo y las brujas.
Hace muchos años, un ferrocarril que viajaba de Progreso Industrial a la Ciudad de MĂ©xico, cruzaba por estas tierras; en Ă©l viajábamos alguna vez en vagones de tercera, pues segĂşn nos decĂa mi mama y mi papa, era muy caro viajar en primera clase, donde cobraban 3 centavos por pasajero. Para i9r a San Pedro nos tomaba todo el dĂa hacer el recorrido, que incluĂa pasar por San Ildefonso, La Colmena, la hacienda del Pedregal, hasta llegar a la estaciĂłn de Atizapán donde nos bajábamos de esas máquinas impresionantes, que al pasar por las calles de las poblaciones hacĂan que las casas temblaran.
Cuando iban al quitar las vĂas del ferrocarril, le preguntamos a mi mama el porque ya no habĂamos subido al tren, -para entonces mi papa habĂa muerto-, pero ella nunca nos dijo la razĂłn, ni a mi, ni a mis 7 hermanos. Fue hasta a finales del año de 1949, cuando mi madre presentĂa su muerte, que nos llamĂł a todos a darnos su bendiciĂłn; en mi desesperaciĂłn le preguntĂ© el por quĂ© no nos habĂamos vuelto a subir al ferrocarril, y con un poco de las fuerzas que le quedaban me dijo: "la Ăşnica vez que nos subimos al tren, fue aquella vez que fuimos a San Pedro, cuando comimos y pasamos a ver a un compadre cerca del rĂo, donde nos dimos un baño y ya de regreso tomamos la Ăşltima corrida que iba para MĂ©xico; pero al pasar por el paraje de "Suelo Duro", en direcciĂłn sur, que para entonces estaba despoblado, se empezaron a ver unas bolas luminosas que empezaron a moverse de lado a lado, como si anduvieran jugando, subĂan bajaban, lo mismo se acercaban y se alejaban del tren.
Los señores que cobraban los boletos, dijeron a los pasajeros: 'agarren a su hijos que estas %&$&%$$ $%"/&%$ brujas y este $&&%$·%%"! diablo quieren llevárselos'; entonces todas las mamas abrazaron a sus niños, pero de repente el tren se detuvo, como si hubiera chocado con una pared, haciĂ©ndonos rodar por el piso del tren, con un saldo de varios heridos, principalmente las señoras que cubrĂan a sus hijos. El ruido de la locomotora indicaba que estaba la máquina encendida, pero no avanzaba, pues estaba parada totalmente y aunque el terreno era de bajada no avanzábamos; entonces el maquinista mirĂł hacia delante del tren, a la vez que gritaba: 'este &%$"!&$ diablo ya parĂł la locomotora', por lo cual todos se asomaron todos por las ventanas y vieron en la parte delantera una luz roja, como fuego pero con forma de persona, que con una mano levantaba la trompa de la máquina, mientras se reĂa sin que se escuchara su risa.
Sin saber cuanto tiempo duró este mal momento, que se hizo eterno, varios niños desaparecieron. Luego se oyó fuerte golpe en la parte delantera del ferrocarril y seguimos avanzado; todo parece indicar que el diablo soltó la locomotora y avanzamos hasta llegar a la estación del Pedregal y de allà a Atizapán.
Este episodio, segĂşn el "Fogonero", habĂa pasado varias veces y por eso mi mamá no se volviĂł a subir al tren, finalmente mi mamá muriĂł dĂas despuĂ©s.
Cuando iban al quitar las vĂas del ferrocarril, le preguntamos a mi mama el porque ya no habĂamos subido al tren, -para entonces mi papa habĂa muerto-, pero ella nunca nos dijo la razĂłn, ni a mi, ni a mis 7 hermanos. Fue hasta a finales del año de 1949, cuando mi madre presentĂa su muerte, que nos llamĂł a todos a darnos su bendiciĂłn; en mi desesperaciĂłn le preguntĂ© el por quĂ© no nos habĂamos vuelto a subir al ferrocarril, y con un poco de las fuerzas que le quedaban me dijo: "la Ăşnica vez que nos subimos al tren, fue aquella vez que fuimos a San Pedro, cuando comimos y pasamos a ver a un compadre cerca del rĂo, donde nos dimos un baño y ya de regreso tomamos la Ăşltima corrida que iba para MĂ©xico; pero al pasar por el paraje de "Suelo Duro", en direcciĂłn sur, que para entonces estaba despoblado, se empezaron a ver unas bolas luminosas que empezaron a moverse de lado a lado, como si anduvieran jugando, subĂan bajaban, lo mismo se acercaban y se alejaban del tren.
Los señores que cobraban los boletos, dijeron a los pasajeros: 'agarren a su hijos que estas %&$&%$$ $%"/&%$ brujas y este $&&%$·%%"! diablo quieren llevárselos'; entonces todas las mamas abrazaron a sus niños, pero de repente el tren se detuvo, como si hubiera chocado con una pared, haciĂ©ndonos rodar por el piso del tren, con un saldo de varios heridos, principalmente las señoras que cubrĂan a sus hijos. El ruido de la locomotora indicaba que estaba la máquina encendida, pero no avanzaba, pues estaba parada totalmente y aunque el terreno era de bajada no avanzábamos; entonces el maquinista mirĂł hacia delante del tren, a la vez que gritaba: 'este &%$"!&$ diablo ya parĂł la locomotora', por lo cual todos se asomaron todos por las ventanas y vieron en la parte delantera una luz roja, como fuego pero con forma de persona, que con una mano levantaba la trompa de la máquina, mientras se reĂa sin que se escuchara su risa.
Sin saber cuanto tiempo duró este mal momento, que se hizo eterno, varios niños desaparecieron. Luego se oyó fuerte golpe en la parte delantera del ferrocarril y seguimos avanzado; todo parece indicar que el diablo soltó la locomotora y avanzamos hasta llegar a la estación del Pedregal y de allà a Atizapán.
Este episodio, segĂşn el "Fogonero", habĂa pasado varias veces y por eso mi mamá no se volviĂł a subir al tren, finalmente mi mamá muriĂł dĂas despuĂ©s.
Comentarios
Publicar un comentario
Gracias por participar en esta pagina!