La amante de los ojos claros

 ¡¡Visita Puebla!!Corría el siglo 15, cuando en la ciudad de Puebla de los Ángeles, en la calle detrás del Convento de Santo Domingo, vivía una mujer hermosa, de ojos claros y mirada profunda, doña Leonor de Osma, quien estaba casada pero jamás se había enamorado, por lo que en sus sueños, ella esperada al caballero que realmente mereciera su encanto.

Y así ocurrió, una mañana, al salir de misa, el hombre soñado llegó a su vida. Era un joven de postura arrogante llamado Gutierre de Cetina, sevillano de origen, noble y de acomodada familia; era soldado y antes de su llegada a la Nueva España había seguido a la corte por toda España, Italia y Alemania.
Al contemplar a doña Leonor de Osma, el caballero no pudo resistir al encanto de tanta belleza y cayó enamorado ante sus pies. Trató de conquistarla con frases y versos de amor que le hacía llegar mediante su servidumbre, con lo cual la dama sabía que su alma se consumía ante sus bellos ojos.
Sin embargo, doña Leonor no contestaba a sus cartas y cuando lo hacía alegaba su condición de casada, mencionándole todos los impedimentos ante aquel amor, sabiendo que a pesar de todo el joven la amaba.

El caballero nunca se sintió derrotando e intentó seguir concertando una cita hasta que llegó el momento en que doña Leonor de Osma decidió aceptar la cita y se dejo ver a los ojos del enamorado caballero desde su balcón, envuelta en finísimo velo blanco, como si la luna misma bajando del cielo, viniera a resaltar la magnífica escultura de su cuerpo.

Después de esa noche, sus amores fueron apasionados; pero la galante cortesanía de la época, sabía ocultar la intensidad de esas pasiones. Gutierre y doña Leonor eran felices, sabiendo que a pesar de no estar juntos, se amaban intensamente. 

Su dicha, sin embargo fue pasajera, ya que el esposo de doña Leonor supo de aquella relación que además de dolerle en el corazón, lo humillaran algún día antes sus amistades, por lo que ordenó acabar con la vida de Gutierre. Y así fue que una noche clara de abril de 1554, mientras el joven esperaba a la hermosa dama, un hombre cubierto de pies a cabeza, clavó en la blanca carne del hombre un puñal, hasta que éste murió. 
 Puebla patrimonio Mundial

Momentos más tarde llegó doña Leonor, que terriblemente asustada y triste, lloraba la muerte de su amado, quien en su vida sólo fue una ilusión sin futuro. 
Desde esa noche, muchos que pasan por la calle detrás del convento aseguran que algunas veces puede escucharse la voz de Gutierre de Cetina recitando poemas a su dulce amor, la amante de los ojos claros…

Espero les guste esta leyenda de Puebla...
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