El cerro Vallejo

Cuenta la leyenda que: A la llegada de los españoles , el cerro alto que se encuentra al norte de la Bahia , recibía el nombre de Ziutepetl , que es decir el cerro del plumaje . Posteriormente los conquistadores lo llamaron Cerro de Vallejo , por Andres Vallejo , quien fuera dueño de una estancia de ganado mayor en el área . según Fray Antonio Tello , Andres dio testimonio del Obispo Don Antonio de la Mota y Escobar , sobre los prodigios de Fray Pedro del Monte en estas tierras , cuya historia se confunde con el Santo Mateo .



Dice la gente que el Cerro Vallejo termina en dos tetillas y en medio , una explanada donde se forma una laguna . Antiguamente solían visitar esta laguna los gansos canadienses , conocidos en nuestra región con el nombre de Patos Piruleros.
Don Roque Melchor , quien vivió en el pueblo de Valle de Banderas hace cien años , contaba esta curiosa anécdota.
Habiéndose aliviado su mujer de parto y no teniendo dinero para sobrellevar la "cuarentena" con caldos de gallina , decidió alimentarla con patos piruleros .
El hombre que no tenia armas ni trampas para cazar los patos , concibió la siguiente idea : fue a la tienda de don Mario Santana pidió fiado una bola de hilo fuerte, una aguja mediana , un puñado de maíz y varios cubos de sal inglesa , purgante efectivo utilizado en esa época.
Con estas cosas guardadas en una talega , don Roque se encamino al Cerro Vallejo . Cuando estuvo a orillas de la laguna el hombre paso el hilo por la aguja y ensarto un grano de maíz , que luego unto con sal inglesa ; enseguida arrojo el maíz entre los piruleros y espero escondido. Minutos después uno de aquellos animales descubrió y se trago el grano .
El purgante no se hizo esperar y en poco tiempo hilo y grano fueron expulsados por la cola del pato .
Don Roque entusiasmado jalo al ave y la recorrió en el hilo volvió a untar con el purgante el maíz y lo arrojo nuevamente entre la parvada , de esta forma atrapo otro pato , luego otro , otro y otro mas ....
Cuando completo 40 animales se ato las manos a cada extremo del hilo y espanto a las aves con fuertes gritos . Fue así como se vio levantado en el aire y volando desde el Cerro Vallejo, Don Roque dirigió a los patos para aterrizar a la mitad de la plaza del poblado .



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